Los clientes van a exigir de las empresas con las que interactúan líderes transparentes y con empatía cognitiva, es lo que comentamos en la columna de Diario Financiero de Noviembre 2019
Qué duda cabe que las crecientes expectativas de la sociedad hacia los negocios treparon varios escalones en las últimas semanas. Y que si miramos hacia adelante, a cuando el país se pacifique lo suficiente para que la economía retome su circularidad, veremos que los clientes —particularmente los más jóvenes— van a querer saber con mucha más fuerza, detalle y credibilidad qué hacen por el bien de su país las compañías con las que interactúan.
Al respecto, una encuesta en Brasil —cuyo estallido social terminó en la elección de un gobernante de extrema derecha— mostró que nueve de cada diez consumidores Generación Z creen que las empresas son responsables de hacerse cargo de asuntos medioambientales y sociales, y no es aventurado esperar que el despertar de Chile contenga estas mismas exigencias. Por el lado positivo, para las compañías que puedan hacerse cargo de estas demandas, esa misma gente más joven expresó que las empresas con más foco medioambiental y social eran mejores para trabajar, y que serían más leales con ellas.
Este aumento de exigencias a las compañías sube, por ende, la exigencia a los líderes empresariales y ejecutivos, y puede llevar a cuestionarse cuán despiertos están estos líderes, por ejemplo, en aspectos de transparencia y empatía.
En transparencia, mientras más y más nombres grandes y globales (como Natura o Patagonia) se certifican como corporación B y se comprometen a una apertura radical de sus formas de operar para validarse con sus stakeholders, localmente pareciera que la tendencia ha sido otra. Por ejemplo, un lapidario informe de la Fiscalía Nacional Económica asegura que los consumidores pagan 40% más de lo que debieran por medicamentos, pues, entre otras cosas, el sector se las ha arreglado para burlar la política de los bioequivalentes. La FNE sugiere una reforma estructural del sector, por lo que pareciera que, en cuanto a transparencia, podría venirse un despertar un poco abrupto.
Y en empatía, para adelantarse a un despertar similar, los actuales líderes locales podrían cuestionarse si en su organización, para empezar, se promueve el esfuerzo consciente de reconocer y entender el estado emocional de las demás personas. Este atributo —llamado empatía cognitiva— nace en quienes tienen un fuerte sentido de responsabilidad moral, y se observa en comportamientos como desarrollar una visión amplia de futuro que se extienda hasta más allá de los problemas del momento, como construir confianzas con otros al encontrar terreno en común, y como liderar con el ejemplo.
El líder empático, que responde a un Chile que despertó, muestra también una forma de ser algo sesgada hacia la acción, a sostener iniciativas diarias para entender las verdaderas necesidades de los stakeholders, y a empoderar a los empleados para que sientan que ayudan a completar una misión con sentido. Así canaliza la energía detrás de las emociones y los comportamientos más radicales hacia acciones constructivas, que producen un avance sostenible de la sociedad.
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